viernes, 16 de septiembre de 2016

Los 100 partidos más inolvidables en Mundiales, parte 10

PUESTO NÚMERO 10
Inglaterra vs. Alemania Occidental (30 de julio de 1966)



Inglaterra: Banks; Cohen, J. Charlton, Moore, Wilson; Ball, Stiles, B. Charlton, Peters; Hurst, Hunt. DT: Ramsey.
Alemania Occidental: Tilkowski; Höttges, Schulz, Weber, Schnellinger; Beckenbauer, Overath; Haller, Seeler, Held, Emmerich. DT: Schön.

La final del Mundial de 1966. Por un lado, Inglaterra, virgen (?) y local. Por el otro, Alemania Occidental, campeón en 1954. De fondo, todo lo vivido en la Segunda Guerra Mundial. Pero los europeos son muy civilizados (?). El camino de estos dos equipos no estuvo libre de polémica. Lo más notable fue en cuartos de final, cuando un árbitro alemán favoreció a Inglaterra ante Argentina, mientras que un referí inglés ayudó a Alemania ante Uruguay. Y sin contar que dejaron que a Brasil los molieran a patadas. En fin, hicieron bien su trabajo. La primera chance del partido fue un remate de Held que Banks sacó con la punta de los dedos. Igual, pronto llegó el gol alemán, por intermedio de Haller. Iban 12 minutos cuando Held metió la pelota al área, Haller le ganó a Wilson, remató y marcó el 1-0. La igualdad llegó seis minutos después, tras un pelotazo de 40 metros de Moore, que fue cabeceado por Hurst para anotar el 1-1. Luego, Emmerich capturó un rebote dentro del área, pero Banks atajó su tiro. Luego, Tilkowski sacó remates muy claros a Peters y Hunt. La final estaba buena señores (?). Pero en el complemento, la cosa arrancó mucho más trabada, sin situaciones de gol. Los alemanes probaban con centros y los ingleses intentaban entrar por el medio, sin éxito en ambos casos.

Hasta los 37 minutos, cuando a la salida de un córner, la pelota le llegó a Hurst, que remató al arco, su tiro pegó en Höttges, y le quedó servida a Peters, que anotó el 2-1. Parecía que estaba todo cocinado. Pero no. A los 44 llegó la igualdad. Tras un fallido tiro libre de Emmerich, la pelota le quedó a Held, que remató, se desvió en Schnellinger y le quedó a Weber, que empató el encuentro. Banks pidió mano de Schnellinger, pero no hubo caso, el gol valía y era tiempo de alargue. Inglaterra era mejor, Bobby Charlton en dos ocasiones tuvo la chance de convertir, pero Tilkowski y el palo se lo negaron. Pero a los 11, Ball por derecha metió un centro bajo, recibió Hurst, y de media vuelta remató. Su tiro dio en el travesaño, picó en la línea y fue sacada al córner por Weber. Pero el árbitro suizo Dienst no sabía que cobrar. Los ingleses pedían gol y los alemanes decían que era tiro de esquina. El referí fue hasta su asistente, Bahramov (de la URSS) y sin dudarlo dijo que era gol. Festejaba Inglaterra, que se ponía 3-2. ¿Realmente entró esa pelota? A simple vista, parece que no ingresa toda.

Toda Alemania fue en busca del empate, pero no solo no lo consiguió, sino que a los 15 del segundo tiempo suplementario, Hurst marcó de contra un golazo, clavandolá en el ángulo. 4-2 y final, Inglaterra era campeón por primera vez en la historia. Hurst se convirtió en el primer y hasta ahora único jugador en meter tres goles en una final del mundo. Con el paso del tiempo y el avance de las tecnologías, la jugada del tercer gol (el llamado “gol fantasma”) fue analizada muchas veces, y en todos los casos la conclusión es la misma: la pelota no ingresó toda, por lo que no era un gol válido. Se acusó a Bahramov de dar el gol a propósito en venganza por la eliminación de la Unión Soviética en semifinales a manos de Alemania. También se dijo que lo hizo para tomarse revancha de la invasión nazi a Stalingrado. Todas falacias. La cuestión es que Bahramov luego dijo que pensó que la pelota no había dado en el travesaño, sino que había entrado, pegado en la red y salido, o sea, que no importaba donde había picado, puesto que para él, estaba saliendo cuando eso pasó. O sea, no vio nada. Aún así, este señor, ya fallecido, fue una celebridad en su Azerbaiján natal, en incluso el estadio más grande del país lleva su nombre.

PUESTO NÚMERO 9
Austria vs. Suiza (26 de junio de 1954)



Austria: Schmied; Hanappi, Barschandt, Ocwirk; Happel, Koller, Probst; Wagner, A. Körner, Stojaspal, R. Körner. DT: Nausch.
Suiza: Parlier; Neury, Kernen, Eggimann; Bocquet, Casali; Antenen, Vonlanthen, Hügi, Ballaman, Fatton. DT: Rappan.

Sin lugar a dudas, uno de los mejores partidos de la historia de los Mundiales, por algo está en el puesto 9 (?). 12 goles hubo en este partido, récord absoluto de la competencia, nueve goles en un tiempo, remontada, tuvo todo, solo faltó un dragón (?). Cuartos de final, Mundial 54, por un lado, Austria, por el otro, Suiza, la local. A la hora del partido hacían 40 grados. Pffff, nada. Bueno, la cosa empezó muy bien para los helvéticos, que metieron tres goles en cuatro minutos, y antes de los 20 ya ganaban 3-0. El primer tanto fue de Ballaman, con un remate de afuera del área, con algo de complicidad de Schmied, el arquero austríaco, que calculó mal, pensó que la pelota iba afuera, y tuvo que ver como el tiro daba en el palo e ingresaba. El segundo tanto llegó un minuto después, tras un pelotazo de Fatton, la bajó Hügi en el área, aguantó, tiró una masita, pero Schmied hizo muy poco para evitar el tanto. Y a los 19, el propio Hügi anotó el tercer gol, tras conectar un pase atrás de Antenen. ¿Liquidado? Las pelotas. Austria pasó del 0-3 al 3-3 en solo tres minutos (!). A los 25, Wagner recibió de A. Körner y remató cruzado de afuera del área, y marcó el primer descuento. Un minuto después, llegó un golazo. Pelota a la izquierda, Körner pateó de zurda y la clavó en el ángulo del segundo palo. Tremenda definición, aunque por mucho tiempo existió la polémica de cual de los hermanos Körner lo anotó. Para la FIFA, fue Robert. Para la RSSSF, la BBC y ESPN, fue Alfred. Como sea, 2-3.

Y un minuto después de esto, Wagner otra vez la clavó desde afuera del área, esta vez con un remate que se clavó en el ángulo del primer palo del arquero Parlier. Encima, a los 32, Ocwirk, con otro tiro desde afuera del área, lo daba vuelta para Austria. El partido era una locura, y lejos de bajar los decibeles, dos minutos después Austria anotó el quinto gol. Tras un centro desde la derecha de Körner, apareció el otro Körner en el segundo palo, pateó, Parlier atajó pero no pudo retener, y fue gol. Nuevamente, no se sabe que Körner hizo el gol, porque no se sabía cual es cual. Para la FIFA, fue centro de Alfred y gol de Robert, para la RSSSF, fue al revés. Como sea, ganaba Austria 5-3, hasta los 39, cuando un pelotazo al área le llegó a Ballaman, y este abrió el pie, no detuvo el balón, y tiró por encima del arquero. Había tiempo para más, puesto que a los 42, Bocquet le cometió infracción a Stojaspal dentro del área. Penal para Austria, pero Alfred Körner la tiró afuera. Ya en el segundo tiempo, siguieron llegaron goles. A los 9, un rechazo de la defensa de Suiza fue también rechazado por la defensa austriaca. Nadie sacó la pelota, y le quedó a Wagner, que casi en la puerta del área chica fusiló a Parlier, marcando así su triplete.

Por si perdieron la cuenta, ya vamos 6-4 para Austria. A los 14, Hügi remató desde afuera del área, la respuesta de Schmied fue pésima, y el partido estaba 6-5. Ah, Hügi también metió su tercer tanto en el partido. Finalmente, a los 31, de contra, Probst definió por encima de Parlier, para anotar el definitivio 7-5. Austria pasó a semifinales, donde caería 1-6 ante Alemania (en ese partido atajó el arquero suplente, Zeman). La FIFA dijo luego de este partido que el calor extremo afectó a los suizos, y de ahí la explicación de porque perdieron una ventaja de tres goles. Otros dicen que lo que en realidad pasó fue que el portero austriaco Schmied tuvo un golpe de calor, y por eso tuvo una actuación tan mala. Esta fue la tercera y última vez que en un partido hubo dos jugadores que anotaron hat-tricks (Wilimowski para Polonia, que en realidad metió cuatro tantos, y Leônidas para Brasil en el 6-5 de 1934, y Wetterström y Andersson para el 8-0 de Suecia a Cuba ese mismo año).

PUESTO NÚMERO 8
Italia vs. Alemania Occidental (17 de junio de 1970)



Italia: Albertosi; Burgnich, Facchetti, Cera, Rosato (Poletti); Bertini, Mazzola (Rivera), De Sisti; Domenghini, Boninsegna, Riva. DT: Valcareggi.
Alemania Occidental: Maier; Vogts, Patzke (Held), Schulz, Schnellinger; Beckenbauer, Overath; Grabowski, Seeler, Müller, Löhr (Libuda). DT: Schön.

El estadio Azteca fue la sede de una de las dos semifinales del Mundial de 1970. Italia enfrentaba a Alemania Occidental. Como para empezar a hablar, este encuentro recibió el mote de “el partido del siglo”. ¿Porque habrá sido? Jaja, seguro ya lo saben (?), pero si no es el caso, deberán leer. Rápidamente Italia pasó al frente en el marcador. Boninsegna avanzó con la pelota, y cuando lo rodearon varios rivales, intentó tocar para un compañero, pero el balón rebotó y le quedó a él, y desde la medialuna sacó un remate furioso (?) que se clavó contra el palo de Maier. Golazo en apenas ocho minutos de partido. El resto del partido (en tiempo regular) fue bastante ordinario. La primera chance clara de Alemania fue de un italiano (!), cuando Bertini casi anota un gol en contra intentando despejar. Luego Albertosi le tapó un claro remate al goleador Müller. Cuando quedaban pocos minutos, Beckenabuer recibió una fuerte falta de Cera. Los alemanes reclamaron penal, pero el mexicano Maldonado dijo que no fue adentro del área. Como consecuencia de la infracción, Beckenbauer quedó lesionado seriamente del hombro, ya que se dislocó, pero como ya no quedaban cambios, se quedó en la cancha.

Ya en tiempo cumplido, Seeler cabeceó muy bien, pero Albertosi voló hasta el ángulo y la sacó al córner. Cuando iba un minuto de adición, Grabowski recibió un lateral y como pudo mandó un centro al medio del área, donde estaba solo Schnellinger, que empujó la pelota al gol. Los alemanes enloquecieron. Era tiempo del alargue, al cual Beckenbauer salió a jugar con el brazo derecho vendado a su pecho. El tiempo extra de este partido es lo que le da el mote de “partido del siglo”. A los 4 minutos, Müller aprovechó un grosero error italiano tras un cabezazo de Seeler post córner, el recién ingresado Poletti la bajó, el delantero desde atrás lo comió y definió al gol. Pero cuatro minutos después, un centro de Italia al área terminó en la igualdad, Held no la rechazó sino que que rebotó en el pecho, y se la dejó servida a Burgnich. 2-2. Y a los 14, Riva entró al área, enganchó ante la marca y cruzó su remate para marcar el 3-2.

Ya en el segundo tiempo suplementario, Albertosi le sacó un gran cabezazo a Seeler. Pero de ese tiro de esquina, otra vez cabeceó Seeller y la metió al medio para la aparición de Müller, que empató nuevamente el partido. Pero la ventaja duró segundos, porque cuando Italia movió del medio… Pelota de Facchetti para Boninsegna, que le ganó la posición a Schulz, entró al área, metió el centro atrás y allí apareció Rivera para marcar el 4-3. Iban seis minutos del segundo tiempo. Italia pasó a la final, pero quedó extenuada físicamente, y eso le pasó factura, cayendo sin atenuantes ante Brasil. Alemania, en tanto, derrotaría 1-0 a Uruguay, y se quedaría con el tercer puesto.

PUESTO NÚMERO 7
Alemania Occidental vs. Francia (8 de julio de 1982)



Alemania Occidental: Schumacher; Kaltz, Stielike, K. Förster, B. Förster; Dremmler, Breitner, Briegel (Rummenigge); Magath (Hrubesch), Fischer, Littbarski. DT: Derwall.
Francia: Ettori; Amoros, Janvion, Tresor, Bossis; Tigana, Giresse; Platini, Genghini (Battiston) (Lopez), Rocheteau; Six. DT: Hidalgo.

Era tiempo de semifinales en 1982. Italia ya había vencido a Polonia y esperaba por un rival para el partido final. Sería el ganador de Alemania Occidental y Francia. Tenían que jugar en Sevilla, a las 21 hora local, con más de 30 grados y mucha humedad. Divino (?). Y arrancó mejor Alemania, pues a los 17 minutos abrió el marcador. Breitner habilitó a Fischer, este se fue solo contra el arquero, pero antes que pudiera rematar, Ettori le salió y le sacó la pelota, pero el rebote le quedó manso a Littbarski, que desde la puerta del área pateó, el tiro pasó por entre las piernas del portero y se metió dentro del arco. Pero rápidamente empataron los franceses. Solo 10 minutos estuvieron abajo en el marcador, cuando Platini igualó el encuentro mediante un tiro desde el punto del penal, tras un agarrón de Förster a Rocheteau dentro del área. Ambos contaron con más situaciones de gol, pero se fueron al descanso igualados en un tanto, en un ambiente caldeado, propio de una semifinal de un Mundial.

A los cinco minutos del complemento, ingresó al partido Patrick Battison en lugar de Genghini. Solo duró 10 minutos en cancha. A los 15, Bossis recuperó una pelota en el medio, entregó para Platini, y este metió un pelotazo para Battison, que aprovechando la falla defensiva, se fue solo ante Schumacher. El arquero sale rápido, el francés intenta definir por arriba pero lo hace mal y la pelota se iba desviada, pero Schumacher, en el impulso, salta, gira, y le pega violentamente con la cadera en la cabeza a Battison. ¿Resultado? El francés cayó desmayado. Terminó con daño en la columna vertebral, fracturas en costillas, y con tres dientes menos. Le tuvieron que administrar oxígeno en el campo de juego, y se lo llevaron al hospital, donde horas después recobró el conocimineto. Para el árbitro, el holandés Corver, no pasó nada. No cobró penal. No sancionó al arquero alemán. Fue un accidente (!). Para colmo, con Battison inconsciente en el piso, Schumacher acomodó la pelota para sacar rápido. Un buen tipo (?). Platini supo decir un tiempo después que pensó que su compañero se había muerto. El partido terminó (para destacar un remate en el travesaño de Amoros), y fue tiempo de alargue, donde parecía que Francia lo había liquidado, pues. ¿Por? A los dos minutos, tras un centro desde la derecha, Tresor marcó el 2-1 con un remate de tijera desde el punto penal. Y seis minutos después, Giresse anotó el 3-1 con un tiro desde afuera tras pase de Six.

Pero los germanos no se iban a rendir. Rummenigge, el mejor jugador de los alemanes, fue suplente por lesión, pero entró a los siete minutos del primer suplementario. Y cinco minutos después, anotó el descuento al anticipar en el primer palo un centro desde la derecha. Y a los tres minutos del segundo tiempo, Littbarski centró desde la izquierda, Hrubesch de cabeza la metió al medio, y allí Fischer, de chilena (!), empató el partido. Fue final, y tiempo de penales. Por primera vez en un Mundial, se usaba este sistema para definir a un clasificado. Con Francia arriba 3-2, el alemán Stielike erró. Six tenía la chance de dejar todo casi liquidado, pero también falló. Iban 4-4, ya habían pateado cinco por lado, cuando le tocó a Bossis, que tiró mal, y atajó Schumacher. Hrubesch no falló, y Alemania ganó, clasificando así a la final, donde perdería 1-3 con Italia. Francia perdería el partido por el tercer puesto ante Polonia, y años después, Battison aceptó las disculpas de Schumacher, a pesar del pequeño detalle (?) de que el arquero luego del partido dijo que si la única lesión del francés eran unos dientes rotos, él mismo le pagaría el arreglo.

PUESTO NÚMERO 6
Italia vs. Francia (9 de julio de 2006)



Italia: Buffon; Zambrotta, Cannavaro, Materazzi, Grosso; Camoranesi (Del Piero), Gattuso, Pirlo, Perrotta (De Rossi); Totti (Iaquinta), Toni. DT: Lippi.
Francia: Barthez; Sagnol, Thuram, Gallas, Abidal; Vieira (Diarra), Makélélé; Ribéry (Trezeguet), Zidane, Malouda; Henry (Wiltord). DT: Domenech.

En el año 2000, Francia e Italia se enfrentaron en la final de la Eurocopa, con triunfo galo con el famoso gol de oro anotado por Trezeguet. Seis años después, las mismas selecciones volverían a verse las caras, esta vez en la final del Mundial. Y el partido empezó muy bien para Francia, pues bien temprano, Materazzi le cometió una falta a Malouda dentro del área, y Elizondo cobró penal. Se encargó Zidane. Iban siete minutos, y el 10 la picó. Un enfermo (?). La pelota dio en el travesaño, y picó adentro. Nunca hubo dudas de eso, y Francia ganaba 1-0. Por si tienen dudas, si, efectivamente fue bien cobrado. Para colmo al rato Materazzi casi se hace un gol en contra. Parecía que no era el partido del defensor… Nada de eso. A los 19, tras un tiro de esquina de Pirlo, el mismísimo Materazzi anotó la igualdad con un soberbio (?) cabezazo. Italia comenzó a acomodarse mejor. Tras una combinación entre Gattuso y Totti, Toni quedó libre y cuando estaba por rematar a Barthez, Thuram salvó y mandó la pelota al córner. De ese córner, el propio Toni cabeceó y su tiro dio en el travesaño.

La más clara del segundo tiempo fue para Francia, que ya a esta altura jugaba mejor. Todo a través de una jugada de Henry, que entró al área, fue rodeado por tres defensores, y cuando parecía que la iba a perder, con un movimiento se sacó a todos de encima, llegó hasta el fondo, y cuando metió el centro atrás buscando a Malouda, apareció Zambrotta para despejar. A los 18, Toni marcó el segundo tanto de cabeza, tras un centro de Grosso, pero fue correctamente anulado por fuera de juego. Henry y Pirlo (de tiro libre) tuvieron chances, pero el partido terminó 1-1. Alargue. A los 10 del primer suplementario, Ribery y Malouda hicieron una pared, el primero dejó desairado a Cannavaro y remató, pero su tiro se fue apenas desviado. Cuatro minutos después, Sagnol metió un centro desde la derecha, y en el punto penal apareció solo Zidane, que remató de cabeza, pero Buffón se lució y la mandó al córner.

Cinco minutos del segundo suplementario. Elizondo cobra falta para Francia, sacan rápido, y el árbitro detiene el partido porque Materazzi está tendido en el piso. El argentino no vio nada porque estaba siguiendo la jugada y esto sucedió a sus espaldas. La televisión mostró la repetición, y nadie lo podía creer. Zidane le había propinado un cabezazo en el pecho a Materazzi. Supuestamente, el cuarto árbitro, el español Medina Cantalejo, si lo vio (hay quienes dicen que a este le avisaron tras lo que se vio en la TV). Elizondo fue notificado por su asistente, y ahí no dudo. Expulsó a Zidane. En su último partido como profesional, en la final del mundo. Después de esto, no pasó más nada, y fue tiempo de penales. Pirlo, Wiltord y Materazzi anotaron. Turno para Trezeguet, pero su tiro dio en el travesaño y picó afuera, exactamente al revés de lo de Zidane durante el partido. Luego marcaron De Rossi, Abidal, Del Piero y Sagnol. Le tocaba a Grosso, y no falló. Italia se consagró campeona del mundo por cuarta vez en su historia. Y del partido quizás nadie se acuerde, pero el cabezazo de Zidane pasó a la posteridad.

PUESTO NÚMERO 5
Holanda vs. Alemania Occidental (7 de julio de 1974)



Holanda: Jongbloed; Suurbier, Rijsbergen (De Jong), Haan, Krol; Jansen, Neeskens, Van Hanegem; Rep, Cruyff, Rensenbrink (Van de Kerkhof). DT: Michels.
Alemania Occidental: Maier; Vogts, Beckenbauer, Schwarzenbeck, Breitner; Bonhof, Hoeneß, Overath; Grabowski, Müller, Hölzenbein. DT: Schön.

La famosa final del 74. Por un lado, el local y reinante campeón europeo, Alemania Occidental. Por el otro, el máximo candidato, Holanda, de un juego que obnubiló a propios y extraños durante la Copa. Todos se llenaban la boca hablando del equipo de Cruyff y compañía. Los alemanes también tenían un gran equipo, pero estaban algo eclipsados. Y eso quizás les jugó a favor. Ahora a la hora del partido, Holanda arrancó mucho mejor. Movió la “naranja mecánica”, y tras 16 toques, recibió Rep en el círculo central, con toda Alemania en su campo. Aceleró, se sacó de encima a Vogts, y cuando entró al área, recibió la falta de Hoeneß. Iban segundos, ningún alemán la había tocado, y Holanda tenía un penal. Neeskens fue el encargado de patear, y anotó. Todo parecía encarar el lado de la lógica. Pero a partir de aquí vimos escenas de explícito miedo escénico. Holanda no generó más nada. Y de a poco, los locales fueron haciendo lo suyo.

Llegando a los 25, Beckenbauer recuperó una pelota en su área y se la dejó a Overath, este cambió de frente para Hölzenbein, que comenzó a correr, y solo lo pudieron frenar con falta adentro del área. Penal. El comunista (?) Breitner se encargó de rematar, y sin problemas anotó la igualdad, ante la nula reacción de Jongbloed. Todo quedó bajo control alemán, como en la segunda guerra mundial (?). Vogts, tras habilitación de Müller, quedó mano a mano con Jongbloed, pero ganó el arquero. Pero a los 43, habría revancha. Tras un desborde por derecha de Bonhof, el centro bajo le cayó a Müller, que controló, giró y remató. Otra vez el portero tuvo una nula reacción, y no pudo evitar el gol. Alemania lo daba vuelta, y lejos quedaba aquel espantoso comienzo de partido. En el segundo tiempo, Holanda salió dispuesto a ganarlo. Tuvo chances, pero erraron todos.

Lo tuvo Cruyff, pero Bonhof salvó en la línea. Lo tuvo Van Hanegem, pero atajó Maier. Cruyff probó de nuevo, Maier atajó de nuevo. De Jong pateó, atajó el arquero, mismo resultado ante un remate de Rep. Sobre el final, Suurbier desbordó por derecha y metió un centro bajo que increíblemente cruzó toda el área sin que nadie pudiera rozar la pelota. No hubo tiempo para más. Alemania Occidental se consagró campeón en casa. Holanda fue el mejor equipo del Mundial en cuanto a juego, pero la copa se la llevó otro. Sin dudas, la “naranja mecánica” quedaría en el recuerdo, pero no por sus títulos. Holanda sería tercera en la Eurocopa 76, y nuevamente se quedaría con el subcampeonato en Argentina 78. Cruyff declaró post partido que Alemania no había ganado el partido, sino que lo habían perdido ellos. Supo decir que haber anotado tan rápido el gol les jugó en contra. Además, se retiró de la selección, con apenas 27 años. Quien también se retiró del seleccionado fue el goleador Müller. ¿Para que seguir después de esto?

PUESTO NÚMERO 4
Alemania Occidental vs. Hungría (4 de julio de 1954)



Alemania Occidental: Turek; Posipal, Liebrich, Kohlmeyer; Eckel, Mai; Rahn, Morlock, O. Walter, F. Walter, Schäfer. DT: Herberger.
Hungría: Grosics; Buzánszky, Lóránt, Lantos; Bozsik, Zakariás; Czibor, Hidegkuti, Tóth; Kocsis, Puskás. DT: Sebes.

Si la final del 74 es inolvidable para los alemanes, que decir de la del 54. El contexto fue muy similar. Alemania Occidental estuvo baneado en 1950, y pudo competir en 1954, pero lejos estaba de ser candidato, y sin contar lo destruido que estaba el país. Hungría, en tanto, no perdía desde el año 50, acumulando más de 30 partidos invicto, le había propinado a Inglaterra su primera derrota como local (por parte de un equipo no británico) por 6-3, e incluso ganaron el oro olímpico en el 52. Era EL candidato. Además, como ya sabemos estos mismos equipos se habían cruzado en la fase de grupos, y fue una paliza terrible para Hungría, que ganó 8-3 (!). Luego de eso, los magiares eliminaron a Brasil en la famosa “batalla de Berna”, y luego jugaron otro inolvidable partido en semifinales ante Uruguay. Era la hora de la final, y estos equipos volvían a cruzarse. Hungría puso en cancha el mismo 11 que en el 8-3. Los alemanes en tanto presentaban cinco modificaciones respecto a aquel encuentro, incluido cambio de arquero. Iban seis minutos de partido, cuando un error en la salida alemana le dejó el balón en los pies a Bozsik, este tocó para Kocsis, que remató al arco, pero la pelota dio en un alemán y le quedó manda a Puskás, que jugaba este encuentro a pesar de estar lesionado, pero poco le importó en el momento, y marcó el 1-0.

Dos minutos después, un grosero error de Kohlmeyer provocó el 2-0. Le quedó un rebote en el área, pero cuando se la quiso dar a Turek, pateó muy fuerte, el arquero no pudo retener (podría haber hecho mucho más también), y le quedó a Czibor para empujarla. Parecía que era historia juzgada, y que tal vez se vendría otra goleada. Pero a los 10 minutos, comenzaría a cambiar todo. Tras un centro desde la izquierda de Rahn, apareció Morlock por el medio, para definir en dos tiempos y marcar el 1-2. Y a los 18, llegaría el empate, por intermedio de propio Rahn, que capturó una pelota viva (?) en el área tras un tiro de esquina de Fritz Walter. Luego de eso, Puskás le bajó una pelota a Hidegkuti, y este remató solo desde el punto de penal, provocando la mejor atajada del torneo por parte de Turek, que así se redimía del error en el segundo gol húngaro. Iban 24 minutos cuando pasó esto. El propio Hidegkuti reventaría el palo con un derechazo más tarde, y cuando comenzaba el segundo tiempo, marró un mano a mano, apuntandolé al cuerpo del arquero. Luego, Hidegkuti tocó para Puskás, este la dejó pasar, y por atrás de todos entraba solo Tóth, que remató, atajó Turek, el rebote le quedó a Tóth, que eludió al arquero, volvió a patear, pero en la línea salvó Kohlmeyer, haciendo que todo ya comenzara a parecer un guión de película. Czibor cabeceó directo al travesaño a los 12 del complemento, era mucho mejor Hungría. Pero la lluvia comenzó a hacer lo suyo. A los jugadores ya les costaba más desde lo físico, incluso Puskás comenzaba a sentir mucho su lesión.

Corrían los minutos, y cuando iban 39… Centro alemán que fue despejado, en la puerta del área la tomó Rahn, se acomodó y la clavó contra un palo. Nadie lo podía creer, los alemanes lo dieron vuelta. Dos minutos después, Puskás anotó el empate (!), pero el gol fue anulado por supuesto offside. Las crónicas de la época (?) cuentan que fue una decisión polémica. En tiempo cumplido, Turek le sacó el gol a Czibor, tras una gran jugada colectiva húngara. El mejor equipo del mundo caía, y finalmente perdió. Alemania Occidental ganó el Mundial de 1954, y los que saben (?) cuentan que este evento fue fundamental para el resurgimiento germano no solo a nivel deportivo, sino también económico, político y cultural. Se habló de que los alemanes recibieron inyecciones de sustancias prohibidas antes del partido. En 2004, un integrante del cuerpo técnico del campeón dijo que las inyecciones fueron de vitamina C. Un estudio en 2010 de una universidad alemana dijo que “tal vez” a los jugadores se les dio metanfetaminas (!) y se les dijo que eran vitaminas C. Incomprobable. Alemania fue campeón, y Hungría se quedó con las manos vacías.

PUESTO NÚMERO 3
Brasil vs. Alemania (8 de julio de 2014)



Brasil: Júlio César; Maicon, David Luiz, Dante, Marcelo; Fernandinho (Paulinho), Luiz Gustavo; Hulk (Ramires), Oscar, Bernard; Fred (Willian). DT: Scolari.
Alemania: Neuer; Lahm, Boateng, Hummels (Mertesacker), Höwedes; Khedira (Draxler), Schweinsteiger; Müller, Kroos, Özil; Klose (Schürrle). DT: Löw.

64 años después del fracaso de 1950, Brasil fue sede de otro Mundial, con la idea de sacarse la espina. No convenció nunca, pero alcanzó las semifinales, donde lo esperaba Alemania, que parecía que hasta ese momento había jugado a media máquina. Un dato no menor era que Neymar había sufrido una fractura en una parte de la columna (?) en cuartos ante Colombia. Sin su figura, Brasil igual iba confiado. ¿Quién podría haber esperado lo que pasó? El local arrancó mejor, bah, hasta ahí, ya que en los primeros minutos contó con un remate desviado de Marcelo, y luego, Neuer anticipó un centro de Hulk que iba directo a Bernard para que anotara. De a poco Alemania comenzó a laburar el partido, y de la nada (?), lo controló totalmente. A los 7, Özil tocó para Khedira, este sacó un remate que iba al arco, pero pegó en su compañero Kroos. Igualmente, a los 11, las cosas se pondrían en su lugar (?), cuando tras un tiro de esquina, Müller apareció solo (lo perdió David Luiz) para anotar el 1-0. Luego de eso, llegarían los seis peores minutos de la historia del fútbol brasileño.

A los 23, Müller tocó para Kroos, este se la devolvió mientras Marcelo cometía la aberración de correr en paralelo a la espalda del alemán. Müller se la dejó a Klose, remató, atajó Julio César, pero en el rebote marcó el 2-0, gol con el que, de paso, superaba a Ronaldo como máximo goleador en la historia de los Mundiales. En Brasil. Un minuto después, Özil tocó para Lahm, este mandó el centro desde la derecha, Müller le erró al remate pero Kroos no, y desde la puerta del área puso el 3-0. Brasil movió del medio, pelota para Dante, tocó para Fernandinho, que estaba de espalda a sus rivales, lo comió Kroos, tocó para Khedira, y este en vez de meter su gol se la devolvió al bueno de Toni (?), que si anotó el 4-0. Los defensores brasileños solo atinaban a dejar habilitados a los alemanes. A los 29, llegaría el 5-0. Hummels subió por el medio, trabó y el balón le quedó a Khedira. Este se la dio a Özil, devolución y gol del número 6. Todos Brasil lloraba, y el resto del mundo no podía creer lo que veía. Más tarde, un remate de Kroos dio en el brazo de Fernandinho adentro del área, pero el mexicano Rodríguez no juzgó que fuese penal.

Ya en el segundo tiempo, Brasil quiso intentar hacer algo, y chances no le faltaron. Primero, un centro atrás de Ramíres que buscaba a Oscar fue anticipado por Neuer, rápido el arquero sino estaba el gol. Luego, el arquero le atajó un mano a mano al propio Oscar. Y finalmente, Neuer le atajó dos tiros a quemarropa a Paulinho, la segunda tapa siendo una monstruosidad. Alemania sintió que le faltaban el respeto (?), y a los 24, Khedira en la derecha tocó adentro del área para Lahm, este tuvo tiempo para levantar la cabeza y darle la pelota a Schürrle, que en soledad puso el 6-0. Diez minutos después, el mismo jugador marcó el 7-0, con un golazo casi sin ángulo. En la penúltima jugada del partido, Özil se fue solo ante Julio César, pero su remate se fue afuera. Y en la última, Oscar entró al área, se sacó de encima a Boateng, y anotó el definitivo 7-1. Alemania clasificó a la final, donde le ganaría a la Argentina apenas 1-0 (?), y Brasil vio como se consumaba el mayor papelón de su historia. Perder 0-3 ante Holanda por el tercer puesto casi que no les importó después del inolvidable 7 a 1.

PUESTO NÚMERO 2
Argentina vs. Inglaterra (22 de junio de 1986)



Argentina: Pumpido; Brown, Cuciuffo, Ruggeri; Giusti, Batista, Enrique, Olarticoechea; Burruchaga (Tapia), Maradona; Valdano. DT: Bilardo.
Inglaterra: Shilton; Stevens, Sansom, Fenwick, Butcher; Hoddle, Reid (Waddle), Steven (Barnes), Hodge; Lineker, Beardsley. DT: Robson.

Maradona se convirtió en Dios un 22 de junio de 1986. Ese día, en la ciudad de México, jugaban Argentina e Inglaterra por los cuartos de final del Mundial. Habían pasado tan solo cuatro años de la guerra de Malvinas, y la herida estaba fresca. Por más que los jugadores intentaran en la previa bajar los decibeles, por dentro sabían que esto era una final. Para este partido, Argentina debía usar la camiseta alternativa, la azul, pero solo había de algodón, así que Bilardo ordenó que se hiciera un juego nuevo el día antes. El técnico inglés pecó en confiado, y decidió no recurrir a la táctica de ponerle marca personal a Maradona. El encuentro fue programado al mediodía mexicano, con el único motivo de que a esa hora beneficiaba a la televisación en países europeos. A pesar de las protestas, esto se mantuvo así. El primer tiempo del partido quizás no fue bueno justamente por el calor. La única chance de real peligro fue a los 12, cuando un pelotazo inglés cayó en el área argentina, Pumpido salió a buscarla pero se resbaló y se la dejó Beardsley, que desde afuera del área probó pero le erró al arco. Argentina contó con dos tiros libres de Maradona, uno dio en la barrera y se elevó peligrosamente, Shilton resolvió sacarla al córner. En el segundo, se fue cerca.

Ahora, llegaría el tiempo del inolvidable complemento. Seis minutos, Olarticoechea toca para Maradona, este comienza a correr, se saca dos rivales de encima y toca para Valdano. Este, al intentar frenar el balón, se le levanta, pero su marcador Hodge mete la pelota para atrás. Shilton (1,86 de altura) salió rápido, pero fue anticipado por Maradona (1,66), que desvió la pelota y marcó el 1-0. Pero, ¡epa! ¿Con que hizo ese desvío? ¿Con la cabeza? No, con la mano, la mano de Dios. El árbitro Alí Bin Nasser ni el juez de línea Dotchev cobraron la infracción, a pesar de que a ambos les pareció que había sucedido algo raro. A pesar de las protestas inglesas, Argentina ganaba 1-0. Apenas cuatro minutos después, Maradona decidió marcar el mejor gol de la historia. ¿Que decir? Pase de Enrique al Diego, este giró sobre si mismo y se sacó de encima a Beardsley y a Reid, comenzó a correr a toda velocidad, eludió a Butcher, Fenwick y a Shilton y puso el 2-0. Dicho así no parece tan hermoso, ¿no? Tremendo gol, lleno de habilidad, velocidad e inteligencia.

A los 23, Pumpido realizó una gran atajada ante un tiro libre de Hoddle. Pero a los 36 llegaría el descuento inglés, tras un centro de Barnes y un cabezazo de Lineker. Inmediatamente después, Maradona habilitó a Tapia, y este sacó un zurdazo que dio en el palo. Cuando faltaban tres minutos para que terminara el partido, otra vez Barnes desbordó por izquierda, el centro pasó a Pumpido, y por detrás, cuando Lineker solo tenía que soplar el balón para igualar el partido, apareció Olarticoechea para en la línea despejar ¡con la nuca! No hubo más tiempo, ganó Argentina. No solo se clasificó a semifinales, sino que se ganó un partido importantísimo desde lo espiritual. Como ya sabemos, la selección comandada por Maradona ganaría el Mundial del 86. Pero sin lugar a dudas, el máximo recuerdo de dicha cita será el encuentro ante los ingleses.

PUESTO NÚMERO 1
Uruguay vs. Brasil (16 de julio de 1950)



Uruguay: Máspoli; González, Tejera; Gambetta, Varela, Rodríguez Andrade; Ghiggia, Pérez, Míguez, Schiaffino, Morán. DT: López Fontana.
Brasil: Barbosa; Augusto, Juvenal; Bauer, Danilo, Bigode; Friaça, Zizinho, Ademir, Jair, Chico. DT: Costa.

64 años antes del fracaso de 2014, Brasil fue sede de un Mundial, el primer después de la “gran guerra”. El formato, único en su especie (?), decía que los ganadores de los cuatro grupos de la primera fase jugarían un cuadrangular para definir al campeón. Estos fueron Brasil, Uruguay, España y Suecia. Los dos sudamericanos debían enfrentarse en la última fecha, y por esas cosas mágicas el destino (?), entre ellos dos se definiría el campeón mundial. Brasil tenía cuatro puntos (había vencido 7-1 a Suecia y 6-1 a España) y era el amplio favorito. Local, un juego arrollador, estaba todo dado. Uruguay tenía tres unidades, producto de haber empatado 2-2 contra España y de haber vencido sobre la hora 3-2 a Suecia. En la Copa América de 1949, Brasil había vencido 5-1 a Uruguay, torneo que finalmente ganaría la verdeamarelha. Todo cocinado en la previa. Los diarios ya tenían impresas sus tapas, todas prediciendo un triunfo de Brasil. Se hicieron medio millar de remeras con inscripciones relacionadas al inminente título, y hasta se acuñaron monedas con los jugadores (!). Horas antes del partido, diplomáticos uruguayos visitaron al plantel y le pidieron “no caer por goleada”, mientras que Jules Rimet, presidente de la FIFA, tenía preparado un discurso en portugués para homenajear a los ya casi campeones brasileños.

Bueno, a esta altura no creo que me acusen de spoilear la historia del Maracanazo si les digo que se tuvieron que perder todo por el, con el perdón de las damas, orto (?). López Fontana, entrenador uruguayo, les dijo a sus jugadores que tengan una actitud defensiva. Obdulio Varela, el capitán, lo contradijo y dijo, palabras más, palabras menos, que si se metían atrás, los goleaban. A la hora del partido, lógicamente, Brasil salió con todo para buscar el triunfo, a pesar de que el empate también lo consagraba. Pero había que ganar si o si por la presión del público y de la prensa, quizás siendo ese el gran error que provocaría lo que pasó. El portero uruguayo Máspoli se transformó en figura, y por él, la etapa inicial terminó sin goles. Cuando iban dos minutos del complemento, Friaça marcó el 1-0 para Brasil, entrando por la derecha y sacando un remate cruzado al segundo palo. El Maracaná se vino abajo. Varela fue a protestar fuera de juego, sabiendo que no tenía razón. Pero lo hizo para enfriar el partido, puesto que consideró que con el gol y el aliento de la gente, el equipo brasileño atacaría con todo y terminaría goleando. A los 21, Ghiggia ganó por derecha y tocó al medio, por donde apareció Schiaffino, que remató a gol. El partido se ponía 1-1, y aún así Brasil se consagraba campeón. Pero por la presión externa anteriormente explicada (?), los locales salieron a buscar el triunfo. Y lo pagarían tan caro… En el minuto 34, Ghiggia escapó nuevamente por derecha, y el portero Barbosa cometió el error más grande de su vida: regaló el primer palo. Pensó que Ghiggia tocaría al medio de nuevo, quiso anticipar la jugada, regaló su poste, y el atacante uruguayo, muy vivo, apuntó ahí. Gol de Uruguay, y el estadio quedó enmudecido.

Dice la leyenda que nunca un lugar estuvo tan callado. Bueno, eso lo acabo de inventar (?), pero en serio, el Maracaná quedó sepultado bajo un silencio irrepetible. Brasil se fue todo al ataque, pero no pudo hacer nada. El partido acabó, y el mayor batacazo en la historia del fútbol de selecciones se consumó. Uruguay se consagró campeón del Mundial de 1950. Nadie lo podía creer. Toda la fiesta preparada para homenajear a los brasileños se canceló, la gente lloraba en las tribunas, todo mientras los uruguayos festejaban a más no poder. Jules Rimet no lo podía creer. Apenas atinó a buscar a Varela, darle la copa, e irse. ¿Que otra cosa podía hacer? Uruguay escribió su página futbolística más gloriosa. El Maracanazo se había consumado.

VER PARTE 1
VER PARTE 2
VER PARTE 3
VER PARTE 4
VER PARTE 5
VER PARTE 6
VER PARTE 7
VER PARTE 8
VER PARTE 9

Un breve resumen

Que belleza. Ahora, usted se preguntará cual país está más veces presente en este listado. Yo tengo la respuesta. Si no se lo preguntó, se lo digo igual. Es Argentina, lo cual tal vez muestra cierta parcialidad a la hora de armar la lista. Tal vez sea así, tal vez no. 23 partidos de la albiceleste están aquí presentes.

Vale decir que a Alemania y a Alemania Occidental las considero selecciones apartes porque son dos países distintos, el primero es separado y provoca el nacimiento del segundo y el resto de esa historia. Más allá de que para FIFA son continuaciones y se cuentan como un mismo equipo, yo digo que no me rompan los huevos. ¿Porque está aclaración? Porque si yo lo contara como un mismo "team" (?), figuraría también 23 veces en el listado. En definitiva, va la lista.

  • Argentina, 23 veces
  • Brasil, 18 veces
  • Alemania Occidental, 15 veces
  • Italia, 14 veces
  • Francia, 12 veces
  • Inglaterra, 11 veces
  • Holanda, 9 veces
  • Alemania, 8 veces
  • Hungría, 7 veces
  • España, 6 veces
  • Uruguay, 6 veces
  • Camerún, 4 veces
  • Colombia, 4 veces
  • Austria, 3 veces
  • Bélgica, 3 veces
  • Checoslovaquia, 3 veces
  • Corea del Sur, 3 veces
  • Estados Unidos, 3 veces
  • Perú, 3 veces
  • Polonia, 3 veces
  • Chile, 2 veces
  • Corea del Norte, 2 veces
  • Irán, 2 veces
  • México, 2 veces
  • Paraguay, 2 veces
  • Portugal, 2 veces
  • Senegal, 2 veces
  • Suecia, 2 veces
  • Suiza, 2 veces
  • Unión Soviética, 2 veces
  • Zaire, 2 veces
  • Alemania Oriental, 1 vez
  • Arabia Saudita, 1 vez
  • Australia, 1 vez
  • Bolivia, 1 vez
  • Bulgaria, 1 vez
  • Costa Rica, 1 vez
  • Croacia, 1 vez
  • Cuba, 1 vez
  • El Salvador, 1 vez
  • Escocia, 1 vez
  • Eslovaquia, 1 vez
  • Ghana, 1 vez
  • Grecia, 1 vez
  • Haití, 1 vez
  • Kuwait, 1 vez
  • Nigeria, 1 vez
  • Rumania, 1 vez
  • Rusia, 1 vez
  • Serbia y Montenegro, 1 vez
  • Yugoslavia, 1 vez

Ahora bien, hay partidos de todas las ediciones de los Mundiales. No fue algo a propósito, sino casualidad. ¿Pero cual Copa está más representada? Pues, fueron las ediciones de Italia 1990 y la de Corea del Sur y Japón 2002, ambas con ocho partidos cada una. Me resulta curioso que en la cima hayan estas dos, ya que considero que fueron horribles Mundiales. En un segundo puesto quedaron Suiza 1954, España 1982 y Alemania 2006, con siete partidos cada una, mientras que con seis encuentros aparecen el Mundial Argentina 1978, Estados Unidos 1994, Francia 1998 y Brasil 2014.

Si a mi me preguntan, las mejores copas fueron 1954, 2014 y 1982, en ese orden, ¿pero a quien le importa? Siguiendo con el ranking (?), con cinco partidos por edición están Francia 1938, Suecia 1958, Alemania Occidental 1974 y Sudáfrica 2010. Con cuatro encuentros aparecen Inglaterra 1966, México 1970, mientras que con tres está México 1986. Cierran la tabla, con solo dos partidos por competencia los Mundiales de Uruguay 1930, Italia 1934, Brasil 1950 y Chile 1962. Claro, el puesto número 1 es el Maracanazo, la definición del 50, eso vale algo (?).

Y así señores concluye esta serie de entradas. Ojalá las hayan disfrutado. Hasta la próxima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario