miércoles, 3 de noviembre de 2021

Analizando la máxima divisional de Brasil

Pelé y Garrincha. (vía)
Nota: Esto fue escrito bastante antes de la vergonzosa suspensión del clásico por Eliminatorias. No diré nada más que jajaja, ¿más chico no tenés?

Hace no mucho tiempo los periodistas deportivos intentaron llenar sus vacíos programas llorando con que el fútbol brasileño es mejor por la cantidad de semifinalistas que metieron en estas ediciones de Libertadores y Sudamericana, sin tener en cuenta un montón de cosas, solamente lo hicieron para llorar y gritar, que es lo único que saben hacer. Sacando eso, el objetivo de esta nota está lejos de analizar el porque de eso si es que fuese cierto. No me interesa en lo más mínimo las economías de los clubes de acá o allá y quien o que está en transición o no. Acá quiero que repasemos como durante mucho tiempo el campeonato brasileño fue un despelote mientras que acá, a pesar de todo (que bastante fue) estaba todo ordenado. ¿Resultó positivo? Eso lo definirá otra persona.

Y es que la historia del fútbol de Brasil ha sido distinta a la de Argentina. Para empezar, se empezó a jugar mucho más tarde. El primer partido del que se tiene registro data del 14 de abril de 1895, cuando São Paulo Railway Company venció 4-2 a São Paulo Gaz Company, siendo recién en 1902 cuando se disputaría el primer torneo de liga, jugado en Sao Paulo (Río de Janeiro arrancaría recién en 1905, un año después de Bahía). Tanto en el primer amistoso como en el primer torneo jugó Charles Miller, considerado padre del fútbol en Brasil por haber sido quien lo introdujo (no sin polémica). En tanto, en Argentina el primer partido se disputó el 20 de junio de 1867 en Buenos Aires, donde también se jugó el primer torneo de liga, en 1891. Ya desde el comienzo es diferente entre los dos países más fuertes de Sudamérica (epa) y con el correr de los años la organización de los torneos seguiría esta línea.